La de la fotógrafa estadounidense Francesca Woodman es una de esas vidas de artistas hechas a medida de las leyendas. Una trayectoria artística breve pero intensa, una muerte prematura -ventana del Lower East Side neoyorquino de por medio-, popularidad creciente tras su muerte y un aura misteriosa entorno a su producción. Sus padres, también artistas plásticos, no han divulgado todas las fotográficas (cerca de 800) que dejó hasta 1981. Tenía sólo 22 años y desde los 13 había desnudado sus inquietudes ante la cámara. Dejó una obra de 800 negativos, donde la artista usaba su cuerpo como material fotográfico para elaborar unos retratos donde su cuerpo parecía desvanecerse. Ahora 15 de ellos se exhiben hasta el 24 de octubre en la Galería La Fábrica. * texto de elmundo.es
Totalmente recomendable pasar un rato frente a la obra de esta artista que retrata de manera muy personal la figura de la mujer, protagonista principal de esta sección.
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