Aún no me he repuesto del increíble trabajo de Daniel Wolfe con Time to Dance de The Shoes cuando por la izquierda, y sin pre aviso, me impacta este crochet, tan potente como bello, tan helado de luz como frágil en el casting, sin topicazos, crudo, como le gusta la carne a Mr Wolfe.
Una extraña sensación agridulce que conmociona, una mezcla sútil de belleza e infierno, ese caballo blanco que todo lo arrasa, esa luz en ese hondo agujero, esos personajes tan duros , tan sumamente frágiles, acompañados por el grandísimo Paolo Nutini para colofón y éxtasis final.
Yo ya me quité el sombrero con Wolfe hace tiempo, ando ya camino de arrodillarme y el Sr Romain Gavras debería mirar por el retrovisor, no vaya a creerse que va solo en esto.
#Respect
Suscribirse a:
Entradas (Atom)